La semana pasada celebramos el Día de Registro de Votantes, y me gustaría reafirmarles la importancia de votar, ya sea en persona o por correo en las próximas elecciones del 3 de noviembre. Quiero asegurarles desde el principio que no Te voy a decir por cual candidato tienen que votar. Ustedes tienen que estudiar y profundizar los detalles de la posición de cualquier partido político, necesitan informarse sobre todos los problemas que enfrentarán los estadounidenses en los próximos años, luego tomen lo que han aprendido y formen su conciencia para tomar una decisión educada y bien discernida. Una vez que ya tengan su decisión, salga a votar en la elección general.
Lo que sí quiero hacer es aclarar algunos conceptos erróneos que han surgido en las últimas semanas y meses y que solo crean más confusión y miedo en este momento ya tenso en la historia de nuestro país.
En primer lugar, la Iglesia Católica no está diciendo cuál es su candidato favorito para que ocupe el cargo de presidente. Si bien ambos candidatos presentan posiciones en lo que la iglesia enseña, ninguno de los dos candidatos tiene todos los valores y aspectos que defiende la Iglesia Católica.
Dicho esto, nos lleva al siguiente punto: si usted toma la decisión de votar por cualquiera de los candidatos dependiendo de su discernimiento, eso no lo convierte en NO católico, no lo manda al infierno, ni siquiera lo pone en pecado grave. El sacramento del bautismo es lo que nos hace católicos. Si bien podemos tomar decisiones que algunos pueden considerar incorrectas, esas acciones no pueden quitar la marca imborrable que nos señala al ser bautizados en la muerte y resurrección de Cristo. Si una acción nos mandará al infierno, entonces no creemos en el poder sanador y reconciliador del Sacramento de la Reconciliación (acción conocida como confesarse).
Esta declaración es contraria a lo que usted pudo haber escuchado de otros sacerdotes en videos de YouTube o transmisiones en vivo de otros lugares, pero esa es la verdad y no mi verdad, sino la verdad de la Iglesia. Si bien todos los votantes se ven empujados a decidir entre dos plataformas políticas, podemos llegar a pensar que nuestra decisión está dada por sentada, sin embargo, a los católicos se nos enseña que no somos votantes de solo un tema o aspecto para el bien común.
Debido a esto, nos enfrentamos a una importante decisión: votar por uno u otro. AMBOS candidatos ocupan posiciones contrarias a la enseñanza católica. Sin entrar en el lenguaje de la teología moral, necesitan saber que el Papa Francisco, el Papa emérito Benedicto XVI, y la conferencia de Obispos católicos han dicho que la enseñanza católica no prohíbe votar por un candidato que tenga una política pro-elección (pro-choice en inglés).
No estoy tratando de convencer a nadie de que vote por un candidato en particular, lo que estoy diciendo es que no deberíamos tomar una decisión tan importante sobre quién será el presidente de los Estados Unidos, simplemente por el miedo y la desinformación.
Lamentablemente, son los sacerdotes católicos los que están propagando parte de este mensaje que afirma falsamente que es un pecado votar por ciertos candidatos. Esta no es simplemente una mala política, sino una mala comprensión de la teología y puede ser una distorsión tanto del Evangelio como de la enseñanza católica. No me importa si alguien dice algo sobre un republicano o un demócrata, lo que es irresponsable es que alguien en un cargo ministerial en la iglesia transmita tal desinformación junto con el miedo.
Personalmente, quiero disculparme en nombre de mis hermanos sacerdotes que han llenado las ondas de radio, internet y televisión con palabras que han hecho que la gente se cuestione y se vuelva temerosa, ya que lo único que debe hacer un sacerdote es recordarle a la gente lo que Jesús dijo “no teman”. También pido perdón por aquellos que han compartido lo que equivale a una mentira, ya que solo debemos enfocarnos en Aquel que es la Verdad, Jesús. Únase a mí en la oración por nuestro país para que podamos ver los sufrimientos de nuestras hermanas y hermanos y responder con compasión y servicio. Que nuestras palabras y acciones nunca alimenten el fuego de la división, pero que siempre busquemos traer unidad. Que Dios bendiga a nuestro país en este momento de necesidad mientras oramos para que Dios bendiga a todos los países del mundo porque todos somos parte de la creación de Dios.
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