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Honor marcando a los hijos.


Esta mañana me levanté inspirado con el amor de Dios de manera diferente, desde otra perspectiva mire con ternura a mis hijos, tengo dos varones y una mujer, los tres dejaron de ser adolecentes, el mayor cumplió su mayoría de edad haces meses y mi hija hace poco; el menor tiene 18 años; los tres son hijos excelentes, no perfectos, y nunca buscaremos que sean perfectos. Siempre los hemos encaminado a que se pongan metas reales, que traten de alcanzarlas con su mejor esfuerzo, les dimos libertad de que se fueran a vivir afuera rentando su espacio, que sintieran que es estar fuera de la familia.


Han conseguido oportunidades de irse a estudiar lejos de casa, recibieron sus becas, son muy buenos estudiantes, pasan sus días estudiando y haciendo sus proyectos, leen mucho, aunque se han apartado un poco del camino de Dios, por enfocarse tanto en sus estudios que eso me pone inquieto; pero todos los días le pido a Dios que no se vallan alejar de Él. A nuestros hijos les hablamos de todas las bendiciones que han recibido por sus logros y satisfacciones, les pedimos que sean agradecidos a Dios por sus esfuerzos y dedicación para alcanzar sus retos.


Siempre les platicamos que estén alertas; porque cuando se ve que las circunstancias son difíciles, ahí es cuando nos damos cuanto que Dios nos acompaña, que realmente deben de saber que Dios está con ellos, los pueden experimentar cuando sienten que tuvieron, derrotas, fracasos o frustraciones, sin embargo, de la “nada” llega la bendición y son admitidos a dar el siguiente paso de su vida.


Ellos nos han sorprendido, son trabajadores y no malgastan sus recursos, en una ocasión ellos mismos nos han dicho que se sienten más libres estando en la casa con nosotros sus padres que estando fuera rentando un lugar cerca de la escuela. Mi esposa y yo sabemos que ellos tienen que caminar en la vida por sí mismos, pero esos comentarios dan mucha alegría, jamás los hemos pedido que hagan algo que no quieran hacer, siempre los estamos escuchando con sus planes, buscan más el dialogo para orientarse que el consejo, siempre buscan el amor de Dios a través de sus padres.



Les ha dolido crecer, madurar y ser jóvenes adultos, pero ahí están caminando en diferentes senderos, siempre soñamos que alguno de ellos fuera sacerdote o religiosa, pero no fueron llamados hacia esa vocación; ahora tratamos de enseñarles que sirvan al pueblo de Dios siendo lo mejor versión de sí mismos con la vocación que eligieron tener.


Recuerdo con nostalgia todos esos momentos tan hermosos que paseábamos con ellos en la bicicleta, se nos ocurrió llevarlos en bicicleta en un carrito que remolcaba se divertían mucho, sus sonrisas y jubilo, eran un gozo para nosotros; un día compramos un juguete de cientos de piezas (ver la foto) estaba tan divertido que nos la pasamos días y ellos se quedaron dormidos en los sillones pero nos divertimos tanto, salimos de campamento muchos años seguidos, paseo de los parques, las interminables hora de hacer la tarea, sacrificamos mucho de nuestro tiempo personal por llevarlos al deporte, a sus conciertos de la escuela, ver el arte de nuestra hija con su inclinación a las artes visuales, otro de mis hijos diseñando cosas. Como les he compartido mi vocación es servir a la comunidad, pero tengo varias pasiones, mi familia, la lectura, música, el deporte y por supuesto la Ingeniería. Mi esposa y yo no podemos decir que nos reflejamos en ellos muchas cosas que nos gustan a nosotros, no necesariamente les gustan a ellos, salvo el deporte, lectura y el arte visual. Pero los amamos con profundidad, son únicos e irrepetibles, así como la familia de ustedes es única e irrepetible, cada familia tiene una riqueza enorme para mejorar este mundo, tienen dones y talentos diferentes que debemos de poner en práctica para los demás.





Hemos buscando que nuestros hijos no sean egoístas, evitar esas ideologías de “depredador y presa”, de “conservador o liberal”, que siempre busquen el equilibro con el amor de Cristo, de poner nuestra mirada en el Señor que no caigan en lo absurdo y lo nefasto de hacer un lado el bien común. Los hemos educado a no corromperse, ellos saben que ir al universidad no es solo para tener un buen trabajo y dinero, es tener una oportunidad para abrirse al conocimiento y mejorar su entorno y tener la capacidad de no perderse en la tentación de acumular cosas materiales sino que disfruten la vida, tomando su vocación para el bien común, mejorar el lugar, ser parte de las personas que saben que el trayecto por esta vida es temporal y debemos de dar el máximo a un nivel superior, no acumular victorias y solo el cumplimiento de metas, si no ir mas allá de todo eso, es para que tengamos la dicha de dejar que la voluntad y la gracia de Dios se derrame en nosotros en los esfuerzo de cada día, con el milagro de despertar y levantarnos para la siguiente aventura, el de lograr que todos sintamos ese amor y paz realizando lo mejor a pesar de tantas fatalidades que vemos cada día.




Nuestros hijos no tendrán la etiqueta de ser famosos, millonarios, populares, no estarán en portadas de revista, no son los más entregados en la iglesia, no son perfectos, a veces no me llaman o no me escriben, nada de eso me importa lo único que pido es que no se aparten del amor de Dios, ya que para nosotros son el mejor regalo que Dios me nos entregó, un regalo que tuvimos que cuidar muy bien para no dañarlo.


Después de ver todo el recorrido de esfuerzos que visualice, viendo crecer a nuestros hijos, es toda una aventura, que nos ha gustado recorrer. Es como cuando quieres subirte a una atracción de un juego mecánico y que te quieres volver a subir. Si lo volveríamos hacer es una alegría ver sus caras sonrientes ahora de jóvenes adultos, puedo decir que tal vez sea nostalgia que ya pasaron los años, pero sé muy bien que las experiencias marcan y sabemos que hemos marcado a nuestros hijos con AD, con el amor de lo Alto, con el Amor de Dios.


Te invito a que con tus propias experiencias y talentos sigas marcando a tus hijos, asistiendo a misa, pedir por ellos, hacer un paseo, escucharlos, hacer reuniones en el parque, leer, ver juntos una película, hablar de las cosas que afectan al mundo, como ayudar a los demás, como compartir los recursos con los más necesitados, vacaciones en familia, pintar juntos la casa, ir a lago, pasear en canoa, poner un reto familiar, etc. Mira que es lo que necesitas hacer para sacarlos de la rutina de esta vida material, no solo es dinero y trabajo, aprendamos a profundizar el Gusto Espiritual, saboreemos la Sabiduría divina, que es dulce para el Alma. (proverbios 24,13)


Bendiciones a todos.

 
 
 

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