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Caridad y Compasión, ponernos en los zapatos de los demás.

Writer: Jose MartinezJose Martinez


Conversando con unos amigos, acerca de la situación actual de la pandemia, ellos me compartían que se sentían frustrados y enojados por las actitudes de las personas que no se quieren vacunar. Expresaban su incertidumbre de no poder alcanzar la inmunidad comunitaria. Les compartí que yo también estaba molesto, más por las actitudes de propagar la desinformación generando confusión en las personas.


Les decía que tenemos un reto desafiante para cuidarnos los unos a los otros, y poder pensar en la persona que tenemos a lado. Al seguir conversando se me vinieron a la memoria varias citas bíblicas acerca de nuestra responsabilidad con los demás y eso me dio mucha paz.


Les comparto algunas de estas citas, para que reflexionemos al menos una de ellas:


“no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás”. Filipenses 2:4




“Llevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”. Gálatas 6:2


“Así que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, y especialmente a los de la familia de la fe”. Gálatas 6:10


“Un mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros; así como yo los he amado, así también ámense los unos a los otros. En esto reconocerán todos los que son mis discípulos, si se tienen amor los unos a los otros”. Juan 13:34-35


“a fin de que en el cuerpo no haya división, sino que los miembros tengan el mismo cuidado unos por otros”. 1 Corintios 12:25


Con estas citas podemos reflexionar que ciertamente tenemos una responsabilidad moral como cristiano y una responsabilidad civil como ciudadano de cualquier país. Durante varios días me he preguntado y me ha inquietado (porque son mi familia y no quiero que se enfermen) como personas que son de mi círculo íntimo, amigos cercanos y familiares han rechazado vacunarse o el usar un cubre bocas; son personas que nos hemos acompañado por años en la vida, que en muchas de nuestras actividades somos afines, sin embargo, tenemos diferentes perspectivas en otros aspectos de la vida y eso es respetable. Pero me ha sorprendido que varios de ellos, siendo defensores de la vida, hayan tomado esa decisión.


Ser un cristiano católico, nos desafía a ser prudentes, así como profundizar y cuestionar las ideas e ideologías que circulan en la sociedad e incluso nuestras propias formas de pensar, de recibir y conducir nuestra fe. Estamos viviendo tiempos de mucha división; surgen comentarios divisivos que circulan en redes sociales, donde debemos cuestionar un sinnúmero de portales, sitios web o incluso personal del sector salud, que quieren verse como gurús y salvadores de nuestra sociedad. Interesante cuando solo hay un solo mesías y un salvador para nosotros los cristianos; pero la fe no está peleada con la razón; el pensamiento crítico es necesario y nos ayuda a revisar nuestras fuentes informativas, y hoy tenemos muchos lados y extremos que nos confunden. Se revuelve mucha información de manera parcial, otra muy sensacionalista y otra llena de mentira. Un cristiano no puede dejarse llevar y envolverse en desinformar a las personas o repitiendo información que no ha investigado y que lo dan por sentado, lo dan por hecho, en la ciencia no se puede hacer eso, mucho menos en la fe.


Pero tomando en cuenta esto, tome la decisión de ponerme en los “zapatos de los que piensan no me pondré la vacuna”, y esto puede aplicarse a otras ideas de que nunca votare por aquel o este, nunca estaré de acuerdo con esto o con aquello. Dejando a un lado mis inquietudes, mi decisión es que no importando lo que escuche de otras personas, debo de amarlas porque son mi prójimo, aunque no esté de acuerdo con lo que esté diciendo, aun sabiendo por experiencias con cualquier otra enfermedad, mis familiares y amigos pueden salir enfermos, lastimados o tener momentos desagradables; es decisión de cada persona de cuidarse y cuidar a los demás. Eso no lo puedo juzgar, será Dios quien juzgué a cada uno.

La lista de temas es inmensa para dialogar, podemos discutir sobre otras enfermedades como el ebola, paperas, la polio, malaria, sarampión, cáncer, diabetes, etc. Podemos dialogar de temas políticos, económicos, cambio climático, tradicionales y progresistas en la religión, el mal uso de la tecnología, riqueza, pobreza, educación, alimentos, etc. Solo díganme uno de estos temas que no esté presente en el “océano” del internet y solo nos quedemos con información parcial, consultando a “Google” o Facebook o YouTube o los noticieros de CNN o Fox news.


Para dialogar hay que ponerse en los “zapatos de los demás”, de esa manera se puede entender las preocupaciones de los que piensan diferente, se puede sentir también su enojo y frustración, ya que cada uno piensa que tiene la verdad, que cada uno defenderá su propia perspectiva, pero a veces sin respaldo del desafiante camino de la investigación para buscar algo de la verdad, porque sería iluso pensar que encontraremos una verdad absoluta.


Pensando solo en las preocupaciones de mis familiares y amigos, medite sus cuestionamientos: que la vacuna es un experimento, que puede afectar mi DNA, que en unos años puede aparecer otra enfermedad, que tengo miedo, que es un control de nuestra libertad por parte del gobierno, que fue muy rápida la fabricación de la vacuna y puedo esperar a ponérmela, por lo menos son pensamientos muy validos que se pueden dialogar. Son preguntas que merecen atención y análisis. Pero hay otros comentarios que circulan que, aunque suenan muy descabelladas y no estaré de acuerdo o desacuerdo con esos pensamientos ya que son más que teorías conspirativas, creencias supersticiosas, incluso como guiones de películas de ciencia ficción, de todas maneras, así debo de amar a estas personas como son.


Cada grupo social piensa diferente, hagamos una reflexión y digamos que soy parte del grupo de comer “saludable” y compro mi comida en una tienda de productos orgánicos y “naturales”; si pongo atención en lo que se vende en esas tiendas voy a encontrar que no todo necesariamente me va ayudar en mi salud, alguna cosa la rechazara mi cuerpo, aunque esto sea “natural”, pero no quiere decir que todo sea dañino en esas tiendas. En mi adolescencia acompañaba a mi padre a una ganadera, mire como se mataba a los animales y se procesaban esos productos y lo sucio de esos lugares; la carne pasaba por bandas para poderla empacar y transportar; hoy en día podrán decirme que hay medidas sanitarias y muchos controles, sin embargo, se puede contaminar con salmonela, y seguimos consumiéndola sin ningún problema.


En ocasiones nosotros mismos nos contradecimos con nuestras propias perspectivas de nuestros pensamientos, ideas u opiniones. En nuestro tiempo hemos envenenado el aire, el agua, lo que comemos y eso de alguna manera nos afectará hoy, no pensemos que será en el futuro. Un virus no tiene barreas, fronteras, no respeta gobiernos o leyes, mandatos de usar o no usar mascaras. No se va fijar si quieres ponerte la vacuna o no, si eres conservador o liberal. Si eres cristiano o no. El Virus buscara sobrevivir como cada uno de nosotros desea vivir te va encontrar tarde o temprano en un momento de debilidad de tu sistema inmunológico y podrá dañarnos o matar a quien tenga que matar, desde niños o adultos. Pero al menos tenemos algunas herramientas de defensa que puede protegernos.


Nosotros no podemos permitir perder a nadie más, dialogando podemos entendernos, debemos de escucharnos y ponernos en los zapatos del otro, debemos de actuar con responsabilidad todos, podemos pensar diferentes y de ahí surgir el consenso para el bien común, por como dice la cita bíblica, “a fin de que en el cuerpo no haya división, sino que los miembros tengan el mismo cuidado unos por otros”. 1 Corintios 12:25


Bendiciones a todos.

 
 
 

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